viernes, 15 de julio de 2011

Anarquía a dos ruedas

A las horas que llego a casa, no suelo tener problemas para aparcar. Todo lo contrario. Eso sí, como llegue más tarde, me resulta casi imposible.

Por este motivo me suelo fijar en cómo y dónde aparca la peña que vive por aquí. Y fijándome, he ido encendiéndome con un tema. Las motos.

En las ciudades y pueblos hay un número determinado de plazas de aparcamiento para coches y un número determinado para aparcar motos. Así que la cosa queda bien delimitadas. Si un coche aparca en un aparcamiento para motos, multa al canto. ¿Pero que pasa cuando hay una moto en un aparcamiento para coches? Pues no pasa nada.

Tampoco pasa nada cuando se deja la moto encima de la acera. Da lo mismo el tamaño que tenga esta, el urbano de turno pasa de ella. Eso si, como dejes el coche encima de la acera, multa que te crió.

Me parece justo que cuando un coche está en el sitio que no corresponde, lo sancionen. Pero también quiero que hagan lo mismo con las motos. Y que dejen de tener un trato diferente porque el ayuntamiento quiera promover la movilidad mediante este tipo de transporte.

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