domingo, 27 de marzo de 2011

Caminante no hay camino...

Las piedras se hacen dueñas del camino. Deja de ser un camino de rosas. Para transformarse en pedregoso camino. Al principio cuesta acostumbrarse. Pero con el paso del tiempo es la superficie normal. No por ello cómoda. Pero por la que toca avanzar. Sin tramos asfaltados. Sin escaleras mecánicas. Sin sombras dónde cobijarse. Solo piedras.
Por compañía llevas recuerdos que son afilados. Peligrosos. De poco fiar.  Juegan con los sentidos para transformar las emociones vividas. Cambian con el tiempo. Moldeando cada situación, arrancándola del contexto, para violar su sentido original.
Sigilosamente te roban lo que creías tuyo. El pasado no tiene sentido si no hay nadie que lo comparta. En este punto, tanto da que sea real o ficticio. Si nadie puede corroborar su autenticidad.
Te pueden dejar vacío y no enterarte ni tan siquiera de qué es lo que se han llevado. Puesto que no distingues lo que era tuyo de lo que no.
Y da mucha rabia tener que andar por tan amargo camino.

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