Hay una actitud que empieza a revolverme el estómago. Se trata de la queja continua y reiterada por sistema. Porque toca. Para victimizarse así mismo o para inculpar a otros de las desgracias propias.
Cuando un tipo te repite todos los días lo mal que está todo. Las ganas que tiene de cambiar de curro, de novia, de coche, de piso, de talla de pantalón, etc… Y luego ves que no es capaz de emprender una sola acción para llevar a cabo alguno de esos cambios. Es más fácil quejarse. La consecuencia es que se vive amargado. Y se amarga a todo el entorno.
Soy consciente que hay aspectos de la realidad personal de cada uno difíciles de cambiar. Pero no me merece ningún respeto aquel que siendo consciente de las cosas que le gustaría cambiar en su vida, no hace nada para ello. Aunque no lo consiga. Lo mínimo exigible a uno mismo, es intentarlo.
Total. Me da rabia toparme con elementos así. No por la actitud que tienen ante la vida. Más bien por su empeño de compartir sus desgracias conmigo. Que me dejen en paz. Intento escuchar al que lucha. No al que ya está en el fango, alimentándose con su propia mierda. Esperando el golpe de gracia.